martes, 25 de agosto de 2009

eslabón perdido



La noche anterior no tuve tiempo de reparar en el aspecto del guía que iba a acompañarnos durante 3 días por la jungla. Ya podemos dar por terminada la búsqueda del eslabón perdido. Hemos dao con él.
Tailah que así es como se llama, mide como máximo 1,60 m y es un saquico de huesos, tiene una cabellera larguísima y negrísima adornada con alguna que otra cana y cara de ratolín.
En un principio, no me siento identificao con él porque es asiático y yo europeo y, claro, nos parecemos como un huevo a una castaña.
A lo que iba, lleva una barbilla curiosa en el jeto y sus manos pequeñitas, huesudas y muy, muy peludas nos dan la primera pista. La prueba definitiva es la uña del dedo gordo de la mano derecha. Creo que se la ha dejau crecer desde la infancia. Menudo pedazo de molusco.
En un principio, me corto un poco en preguntar. No nos coñocemos lo suficiente. Por eso, y porque el individuo, mete un pestufo corporal que me obliga a mantenerme unos metros alejao. Voy a tener que hacer algo con mis fosas nasales para poder proseguir nuestras correrías sin que me entren arcadas a cada momento.

Tailah nos comunica que con nosotros se apunta Linus, un chaval vasco jacarandoso, montañero y juerguista como el que más.
Linus está como unas castañuelas al haber encontrao camaradas de fatigas, según nos relata, nada más arribar, ya se ha defecao varias veces en el Ramadán...el día anterior llegó a la isla en barco, reventao, y no pudo encontrar nada abierto, nadie que le pudiese ayudar y que entró en la zona de soledez viajeril hasta el punto de que se le había saltao alguna que otra lagrimilla.

Así que ahora tós en amor y compaña, nos chupamos unas 3 horillas de coñducción en una especie de 4x4 para que nos deje en la zona de los Montes Meratus.
Yo ya voy hecho un cuatro antes de empezar a andar porque me ha tocao la parte de atrás del carro y no sé cómo instalarme. Aunque no estoy delgao como el guía, mi rabadilla está en constante manifestación y tengo que ir cambiando de postura a cada poco. Un peñazo ande los haya. Además tengo puesto a Tailah justo delante y cada vez que se mueve, tengo que aguantar la respiración porque me viene una ondonada de aire que es lo diametralmente opuesto al "Desodorante FA" frescor salvaje del caribe.
Bueeeno, pues ya hemos llegao. Me recompongo como puedo y me ato el petatillo a la espalda.
Empezamos la marcha. Resulta que por estos andurriales pa cruzar de un lado al otro del río hay unos puentecillos hechos con 4 tablones de madera en avanzado estado de putrefacción, igual daría que estuviesen hechos con mondadientes. Se me ponen a modo de paperas. Lo más cachondo de todo, es que justo cuando ya he cruzao el primero, un tío con una amoto se plantifica en el puente y lo cruza con un par.
Lo sé, soy un cagao también de mena.
A los cinco minutos ya estoy sudando como un gorrino. Estamos a 100º y una humedez relativa del 1000%. A nuestra expedición se ha unido una colonia de mosquitos tigre, divididos en 3 grupos: unos están justo detrás de la mochila de Linus, otros detrás de la de Potter y el resto detrás de la mía.
Linus y yo decidimos echar mano al Relec y bañarnos literalmente en él.
Potter que se ha quedao ensimismao con el entorno, se ha despistao un pelín y pa cuando quiere darse cuenta parece un colador chino. Primero se baña en Relec y luego en After Bite.

De todos modos el Relec tiene un efecto pasajero y parece ser que estos cabrones podrían sobrevivir a un ataque nuclear porque no hay puto nada que los ahuyente y/o aniquile.

Pasadas unas horillas, mi brazo ha aumentado 3 veces su volumen original, resulta que me lo han acribillao y ahora parece el de la masa. Me descompensa un poco a la hora de andar, por no entrar en detalles del infierno de picor que nos están haciendo pasar estos josdeputa.

El recorrido que estamos haciendo subsana cualquier picadura, Tailah no para de enseñarnos curiosideces de la jungla, cruzamos bosques de bambú, árboles que producen caucho...algún que otro arrozal ganando terreno a la montaña... los árboles son ultramegaaltos y a la que te encantas mirando hacia arriba acabas con los dientes clavaos en el suelo porque las raíces de los árboles son inmensas y sobresalen del terreno para hacerle a uno más placentero el viaje.
Yo ya he tropezao unas cincuenta veces en 200 metros, me congratula ver que Tailah, también. (malo que soy).
Claro que no es lo mismo porque Tailah lleva sin comer ni beber nada desde la madrugada, está haciendo el Ramadán y le notamos débil. A media brisa que se levante, se nos lo lleva a Pernambuco.
Linus insiste: Ay va la hostia! a éste le quedan dos ramadanes. Aupaaaaa Tailaaaaaah!

Ya he roto el hielo con Tailah y le pregunto qué pasa con el molusquito. Me responde: It's power.
Me supongo que es poder para convertirse en mofeta y dejarte difunto al momento.

Después de unas 4 horillas de marcha nos vamos acercando a la aldea donde pernoctamos, Tailah "el mofeta" empieza a gritar: OCOOOOOOOOIIIIIIII! OCOOOOOOOOIIIIIII!
Nos hace chillar a nosotros también, parece ser que estamos avisando a los aldeanos de nuestro aterrizaje.

Cuando aparecemos, un tropel de niños, yayulis, jovenzuelos, mamás, papás, perros, cerdos, gallos y gallinas nos esperan con los brazos abiertos. Están todos encantaos, quizás porque saben que somos portadores de tabaco, caramelos y bengalas.
Los chavalines alucinan con las bengalas, que, dicho sea de paso son una bazofia porque no duran ni 15 segundos encendidas. Será la humedad que tó lo mustia; con los cigarrillos made in indonesia también pasa, tienes que estar unos cinco minutos dando chuclada al pito y pegao al encendedor para que prenda bien.

Linus se quita las lentillas -so pena que se le vayan a saltar los ojos de las cuencas- y la peña autóctona se ha quedao patidifusa. Se lo repasan una y otra vez para cerciorarse de que todavía lleva los ojos puestos.

Estamos en una casa comunal ande hace años vivían todas las familias del pueblo, aquí todo es de madera y en el centro hay una especie de escultura hecha de paja y madera que es el lugar donde adoran a los espíritus.
Los chavales que son más brutos que un arao, saltan y corretean con las bengalas y las tiran a la escultura, cosa que nos hace estar en posición de alerta por si hemos de salir por piernas cuando se declare el incendio.
Toca repartir cigarrillos, aquí fuman hasta las gallinas, la madre que los matriculó.
De mientras nos han invitao a té y estamos todos tiraos por el suelo haciéndonos fotos y jugando con los chavales.
Al lado de esta peña: Linus, Potter y yo parecemos un anuncio de Dixan: más blanco no se puede.
Hay un yayuli que me tiene alucinao, está literalmente doblao por la mitad, le faltan todos los dientes y no para de descojonarse y fumar a la vez. Deduzco que aquí se fuman hasta el bambú si hace falta.
Después de fumárselo todo y ponerse hasta las cejas de caramelos, nos invitan a cenar.
El refrigerio es a base de arroz; menudo sorpresote.
El hecho de comer sentao en el suelo no me ayuda a digerir. Seguramente me pasa porque soy bajito y comer así doblao me perjudica. Estoy tan henchido de arroz que parezco Jabba el Hutt.
Como contrapunto está Potter que parece el espíritu de la golosina, se manifiesta también repleto y dice que como no tenga un ataque de furia desatada, no podrá dar un paso más.
Al mofeta le ha dao la risa, rozando la histeria, yo creo que es porque ha podido empezar a comer y de la ilusión, ni se lo cree. O bien, se ha ensumao y tampoco se cree que algo vivo pueda oler tan mal.
Cuando recupera el aliento, le dice al Potter que le va a facilitar papaya para que todo fluya.
Aparte de parecer el hermano pequeño de un simio y echar un pestufo pasao de vueltas, es también místico y un pozo de sabiduría junglil, además de un encanto.

Tailah está que se cae de molimiento y nos enseña donde vamos a dormir en la casa particular que nos acoge: en el suelo, al lado de una moto.
He empezao a levitar del delirio que me embarga porque aunque estoy derrengao de cansa-meng, no sé cómo cojones voy a organizar mi osamenta para soballa.
Al final he perdido el coñocimiento, alguien en la sala, porque dormimos tós juntos con la familia, ronca cosa mala. Así que voy pasando de la vigilia al sueño durante toda la noche. Me han entrao ganas de ir al baño. Me planto el faro frontal (a estas horas no hay suministro eléctrico) y me toca salir a la naturaleza, me vienen a saludar un par de cerditos curiosos y una gallina despistada.
Por suerte, no me ha picao ningún mosquito en las posaderas. Me entra la morriña de los lavabos a la turca. Cómo nos hemos de ver.
Toppodesriñonao